¿Es el brexit una catástrofe?
En días pasados, las encuestas sobre el brexit han sido nuevamente discutidas y, como el referéndum se iba a celebrar en el Reino Unido, donde la práctica de las apuestas es desde antiguo muy amplia, los pronósticos de las encuestas, que mostraban una notable volatilidad, y los de las apuestas, que la víspera de la votación acentuaban su ya marcada tendencia en favor del remain, parecía que una vez más iban a dejar en evidencia a las encuestas.
Pero, no ha sido así, las apuestas han perdido esta vez y es interesante pensar un poco en qué puede haber detrás de todo esto:
- El voto no existe, es decir, antes y después del acto de votar, el voto no existe. Así que no hay tal cosa como un objeto medible igual al voto, que una encuesta pueda capturar.
- Lo que existe antes y después es una posición política y tal posición política, contra lo que presuponen todas las encuestas, lo sepan o no quienes las hacen, no es isomorfa con la oferta que hay en juego en la votación, sea ésta un referéndum o no.
- Lo que sucede con la posición política es que es difusa en mayor o menor grado (la oferta no lo es en absoluto), en parte es favorable a una elección en el acto de votar y en parte no (pero no se puede votar así).
- Y, en el caso de un referéndum con sólo dos opciones, con seguridad, por su propia estructura, una posición política se superpone con su contraria, pues la decisión de voto está sujeta a una bifurcación, o, en términos matemáticos, es una catástrofe.
- En la práctica, eso quiere decir que un votante cualquiera podría hallarse en una posición en el momento Xi y saltar a la contraria en el momento Xj. Para muchos votantes, ese cambio lo desencadena una sola idea: por ejemplo, si piensan en la incertidumbre económica a corto plazo, es más probable que rechacen el brexit; si piensan en la bandera y en la cruz de San Jorge, es más probable que apoyen el brexit. Y así pueden estar en las dos posiciones a la vez, en el sentido de que pueden cambiar de una a otra súbitamente; al menos, muchos de ellos no podrán sustraerse a la secuencia en la que una imagen sea sustituida de vez en cuando por la otra.
- Apenas ha pasado un día desde que conocimos el resultado y ya hay más de un millón de firmas que piden otro referéndum, y las declaraciones de arrepentimiento de votantes del brexit son incontables. Es decir, muy probablemente, si se repitiese hoy la votación, el remain ganaría.
- ¿Y, entonces? Es obvio que lo que queda en evidencia es el mecanismo del referéndum para tomar decisiones de alto calado y difíciles de revertir a corto plazo. Si los políticos supiesen un poco más de matemáticas, quizás evitasen meternos en estos berenjenales.
- Los datos muestran que, como mínimo, un referéndum nunca debería resolverse por mayoría de los votantes.
- Volviendo al fracaso de las apuestas, es obvio que si el resultado se ha producido en un entorno de catastrófica aleatoriedad en la frontera del 50%, las apuestas no pueden ser buenas en esas situaciones. El que apuesta, cree saber algo y en cuanto otros confirman su elección es muy difícil que cambie. Las apuestas son juegos de azar, pero detestan el azar.
- Es igualmente interesante darse cuenta de que, dado que las apuestas se mostraron tan seguras de la victoria del remain en los últimos días, cabría conjeturar que alimentaron el voto al brexit, pues para el votante de la cruz de San Jorge las apuestas indicaban un riesgo muy bajo de daños económicos, dado que podía votar por el brexit suponiendo que iba a ganar el remain. A veces, las predicciones se autorefutan.
- Y, sí, el brexit es una doble catástrofe, la que se ve en los mercados y la que hemos apuntado, una catástrofe matemática.
- Como estamos en días de fútbol, donde también luchan las apuestas y las predicciones del Big Data, lo que la selección española debe aprender del partido con Croacia es que el contraataque es una fábrica de catástrofes matemáticas: un equipo está a punto de recibir un gol a partir de un orquestado ataque del rival, pero está preparado para salir como un rayo y marcar en la puerta contraria antes de que te des cuenta. Cuando se tiene el objetivo, hay que proteger el resultado, no hay que ponerlo a prueba. Lecciones del fútbol y del referéndum.